lunes, 11 de abril de 2011

CRISIS CULTURAL

Vemos cada día que pasa como va tomando posesión en nuestras vidas la cultura digital, como la secularización ofrece otras esferas del saber que ocupan el lugar  de las tradicionales.
El nacimientos de recursos y metodologías que ocasionan el progreso de las sociedades, progreso que en muchas ocasiones los ciudadanos no comprenden, no saben traducir, un lenguaje de signos tan sofisticado que se escapa al receptor, desarrolla una vía de evolución encaminada hacia un  futuro incierto.

El emergente fenómeno de la cultura digital se plantea como un campo creciente en vías de desarrollo, muestra de ello es la transición de la cultura escrita hacia la cultura digital. Pero no se debe olvidar que la cultura implica la forma que el individuo tiene de percibir su mundo, distintas maneras de pensar, sentir, hablar… Es por ello necesario recordar en cada momento, que nuestra manera de percibir la cultura digital y su evolución en el mundo occidental puede variar referente a los principios y pensamientos del mundo oriental, porque la cultura significa variedad, riqueza, apreciación, diversidad, y todas estas características  formar una red de receptores con distintos niveles de conocimiento y preparación ante las nuevas tecnologías y sus consecuencias metodológicas.
Observo como mantener una conversación con personas de edades avanzadas y conocimientos culturales bajos, resulta más dificultosa en medida que el individuo desconoce el vocabulario básico utilizado como recurso. En cambio las generaciones más jóvenes independientemente de su nivel cultural se defienden relativamente bien, el proceso de digitalización se incorpora, fluye, y se encuentra en permanente contacto, ya sea como recurso educativo, profesional o social.
El crecimiento de las redes sociales es un buen ejemplo de la incorporación de la cultura digital a nuestro perfil como ciudadanos. Nos dota de una identidad, de una prótesis,  sino formas parte de ello no existes. Este drástico comentario que replantea la  necesidad de reconocimiento social por parte del individuo para satisfacer su existencia personal, demuestra la aparición de una dualidad que forma el espacio terrenal y virtual.
Hoy en día nuestra preocupación como individuos es controlar el reflejo de nuestro mundo, nuestra imagen virtual.  Lo preocupante de esta dinámica es el grado de implicación que llega a tener esta acción real-virtual, y la posible perdida de identidad. Observo en ello cierta repercusión preocupante, la dualidad entre sociedad-individuo deriva en una relación especular, la imagen influye sobre quien se refleja y este intenta cambiar la imagen retocada, por lo tanto el individuo corre el riesgo de perder el control de la imagen original y verse sumergido en una imagen unicamente virtual, perdida de orígenes y transformación social ficticia.
Ante esta posibilidad creo que demos afrontar el mundo especular digital subiéndonos al tren de la transformación social, pero siempre bajo un control y unos criterios de cambio sobre el modelo original manteniendo unas referencia para evitar la perdida y el descarrilamiento.

El paso de la sociedad de la información a la sociedad de conocimiento genera ciertas transformaciones que en ocasiones transmite riesgo y un estado emocional confuso. La tecnología nos aborda y sobrepasa, hasta el punto de que nos sentimos incapaces de controlarla. Que el ser humano carezca de la posibilidades de dominar su creación y la  falta de conocimientos, genera una situación de estrés que afecta al sistema social, si además añadimos todas las fuerzas naturales que también son incontrolables nos conduce hacia una sociedad del desconocimiento con el riesgo de la inminente catástrofe. Es de esperar, por algún lado tiene que estallar la bomba de relojería que hemos creado, el problema es que la creamos pensando que sabríamos dominarla, doblegarla, emplearla solo para lo necesario, para hacer exclusivamente “el bien”. La era tecnológica, creo que se nos escapó la posibilidad de que fuese mas rápido el proceso que nuestro propio pensamiento, en realidad es extraño, nuestro conocimiento da origen a la tecnología y llegado un punto se independiza y supera nuestros conocimientos. Quizás suene disparatado, pero podría llegar un momento en que nos superen todos estos avances y afecte a toda la comunidad de manera irrevocable.

La tecnología es a la vez  control y abismo, seguridad y vértigo, suficiencia y riesgo.
Estamos en una sociedad de ciencia y tecnología fundamentada sobre un modelo de  
desconocimiento, ignorancia, miedo, inseguridad, supersticiones.  Los conocimientos  nos resultan  ajenos y los implicados que dirigen el sistema desconocidos, de los cuales además ignoramos su preparación. Creo que una crisis cultural es el recurso necesario para hacer borrón y cuenta nueva, realizar un cambio cultural adecuado al entorno tecnológico,  como por ejemplo un cambio de dichos implicados por expertos en el sector. Originar un cambio pero siendo conscientes de los errores cometidos hasta ahora y estructurando un plan de acción basado en unas directrices acordes a la evolución y el equilibrio de la sociedad.

Teniendo en cuenta que vivimos en una sociedad dinámica, en  permanente cambio, podríamos decir que vivimos en una constante crisis. Es cierto, ya que la crisis es la necesidad y riesgo de cambio, pero lo que hace distintiva la crisis cultural  es su finalidad, lo que pretendeos alcanzar,  replanteamiento, equilibrio, seguridad, conocimiento. Aunque sea arriesgado y rocemos el vacío es un riesgo que se debe correr y que no significa nada ante la posibilidad de una posible catástrofe.
Debemos someternos a un proceso crítico, arriesgar y apostar por un cambio para evolucionar y progresar bajo un equilibrio, respetando el proceso de desarrollo y la introducción de sus avances.
Partir de los puntos de apoyo conceptuales como natural-artificial, real-virtual, grande-pequeño, cerrado-abierto, destronando el muro que los opone e intentar ver las cosas de un modo nuevo, sin barreras.
¿Barreras como cultura tradicional/cultura digital?

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